viernes, 24 de diciembre de 2010

Décimas endecasílabas en acróstico

Águila D’Oro, Ramonetero 
Al inicio de los años setenta  
Guardado en mi memoria va presente
Un imberbe, rechoncho y muy valiente
Icono que se apaga en los noventa.
La saga que creó hoy representa
Admiración y afán por su trabajo
Desvelo transformado en agasajo
Ofreciendo a toda su clientela
Respeto y atención con gran cautela
Orgullo que contiene en su legajo.

Restauradores de larga tradición
Auspiciada por toda una familia
Mari, Gines, Tomás, siempre en vigilia
Ostentan con orgullo el galardón.
Nacieron con una simple misión
El respeto y el afecto es primordial
Teniendo como norma general
Estar siempre al servicio del cliente
Respondiendo de un modo eficiente
Obviedad de su acervo cultural.

                                               (Trinidad)

Para la amiga Elena Álvarez de Castro.

Es posible que se nazca poeta?
Los versos siempre anidan en el alma
En el aire, la tormenta o la calma
Nunca jamás sabremos la receta
Al golpear los versos en mi oído
Al escuchar que el silbo de los pinos
Lleva entrelazados hilos finos
Volando me transporto hasta el olvido
A veces un tormento silencioso
Resiste en mi interior acomodado
El soplo de la musa misterioso
Zafiamente me tiene acorralado
Dejando como lastre pernicioso
El recuerdo de un tiempo ya pasado
Con estas armas he de defenderme
Asaltos de tristeza me rodean
Sabré a esta situación sobreponerme
Tendré la puerta abierta que me vean
Retozando sobre mi cuerpo inerme
Oteando las aves que planean

                                               (Trinidad) 

A Paloma Santos

Soneto Con estrambote


Pintar los sentimientos no pretendo
Al menos hoy no me siento inspirado
Libre vuela, no alcanzo ese legado
Oscura está mi mente y lo refrendo.
Mas quiero que poseas tú Paloma
Algunos de mis versos más preciados
Sonetos con tu nombre dedicados
Al son que trae del mar esta saloma
Nunca antes tan hondos sentimientos
Tuve tiempo de poderte expresar
Osando solamente algún mensaje
Solo ahora me arrastran estos vientos
Viajando entre mis versos sin cesar
Intentando cambiar aquel paisaje
Acércate a mis versos un momento
Necesito que sientas que mi canto
Kurós erguido, puro sentimiento
Aflora para enaltecer tu encanto.

                                                        (Trinidad)

jueves, 16 de diciembre de 2010

Acróstico a Pepe Castell

Para Pepe Castells ( Font d'Art)
(Acróstico)
(Soneto, con un verso demás, para un pintor que hace algunas otras cosas más)

Para poder hablarte como hermano
Ante todo quiero considerar
Razones que te puedan aportar
Argumentos que no afloren en vano.

Pregono que derrochas alegría
Es tu cara espejo cristalino
Pincel que representa lo divino
En el papel lo plasmas día a día.

Con perfección y con puntillas ornas
Al etéreo despojo terrenal,
Silente cual dormido, hermoso tornas
Tupidos velos de un final fata.
Enfundas la madera y transformas
Luciérnagas en nubes de espiral,
Liras en poesía y barro en grial.

                                               (Trinidad)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Soneto con estrambote a Andrés García.

Soneto con estrambote


Poseedor de talento y corazón
Amante de la vida y la lectura
Rara avis que odia  la incultura
Andrés ostenta ese galardón.
Armado de sus armas, la razón,
Nadie puede ajar a esta criatura,
De su fervor por la literatura
Reflejo es su ebúrneo armazón.
Éste prócer, sumido en mil silencios,
Silentes armonías son sus letras,
Guitarra callada y mudos arpegios
Ahondando y sondeando aquellos pecios
Remanso de millares de goletas.
Critica con tus letras a los necios,
Ínsulas nómadas, falsos poetas
Al pairo, sin norte, de vagos versos.

                                                        (Trinidad)

jueves, 9 de diciembre de 2010

A Paco Rabal

In memorian.

A Paco Rabal en el día de su muerte.


            Paco:

         A partir de ahora sé que no podré
poner mis trovos en tu mano
ni mis décimas, escritas para la ocasión,
podré cantártelas al oído.

         También sé que no mereces
                            vagar en solitario.

         Déjame correr este velo de tinieblas
hacia el fuego quieto de las tardes de Agosto
para que entre la brisa primaveral
que siempre engalanó tu cara.

         Ahora, ese intenso cirio
que ilumina nuestras vidas cada día,
habrá de iluminar tu muerte
                   por siempre
                            para siempre.



Décima

            Yo quisiera que mi canto
resonara desde el cielo
ahora que te cubre un velo
lleno de noche y de espanto.

         Tu que siempre amaste tanto
a este tu pueblo aguileño
no cejes en ese empeño.

         Ya te veo cada mañana
con tu bonita Milana
disfrutando de este sueño.

Aguilas, 29 de Agosto de 2001.

                   (Trinidad)

Trabajo de alumnos de San José de la Montaña.

Las Greguerías de Alfonso

·       La regla es una serpiente que lleva marcada su edad.

                    **************************

·       Las pirámides son los tejados de los antiguos faraones.

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·       Las olas del mar son dragones que devoran la arena.

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Las Greguerías de Francisco Javier

·       El agua de la catarata es la baba de un gigante

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·       Las ventanas son los ojos de las casas.

                        ***************************

·       La farola es el cuello de la jirafa.

                        ***************************

·       Las hojas son la cabellera de la palmera.


Jubilación de Elena (Soneto)



Despedida.
(Para Elena Porto)

Apenas comenzaba a acostumbrarme
a disfrutar de mi nuevo destino
cuando veo truncado ese camino
al comprender que tienes que dejarme.

Elena te despides satisfecha
después de tantos años de ejercicio.
Más que una profesión, fue un gran servicio
gozarte cada día hasta la fecha.

El colegio se llena de añoranza
al partir esta insigne compañera
que aún es bastión dentro de la enseñanza.

Por eso ten presente, amiga Elena,
que todos mantenemos la esperanza
de verte a ti feliz. ¡¡No pases pena!!


                  Trinidad.

Canto por la jubilación de una compañera (medio panocho)

Canto a una maestra murciana
(Música del "Himno a Murcia)

El barrio de San José
tiene un colegio pequeño
donde trabaja Isabel
siempre con gesto risueño.

En su coche cada día
llega a ver a sus zagales
aunque llueva o haga sol
bien compuesta
y tan guapa como una flor.

El barrio de San José
tiene un colegio pequeño
donde trabaja Isabel
siempre con gesto risueño.

Cuando sube por la cuesta
que le lleva hasta el colegio
pasa delante del Brujo
con el coche a todo gas
pasa delante del Brujo
con el coche a todo gas.

Isa,
Isabelica
por qué nos dejas
por qué te vas

Isa,
Isabelica
nos dejas llenos
de soledad

Isa,
Isabelica
piensa que vas a hacer

Isa,
Isabelica
explica por qué te vas.

(bis)
Isa,
Isabelica
por qué nos dejas
por qué te vas
Isa,
Isabelica
nos dejas llenos
de soledad

Isa,
Isabelica
piensa que vas a hacer

Isa,
Isabelica
explica por qué te vas.

Mírala qué contenta
se va con su Miguel
a vivir en su huerta
acostándose tarde
“pa no madrugar”
       
               (Trinidad)

Trabajo de taller (Diana)

El Sol

El sol calienta la mañana
y el camino
lentamente nos guía
hasta la primera curva.

Mi cintura, contoneándose,
va marcando el compás
de nuestros pasos.

Tus tenues brazos continúan
abarcando mi vigoroso cuerpo;
yo, observando tu lunar,
y tú,
pensando consumir tus días
a mi lado,
con una sonrisa tierna
anuncias el amanecer.

Acróstico a Nuria (Calabardina)


Para Nuria.

Nadando en Calabardina
Una sirena encontré
Refulgente arena fina
Iba hoyando con su pié
Abriendo huella divina
                         
Bajo las sombras de Cope
Alzada cual hipocampo
Echó a navegar su bote
Zarpando con gran encanto.

                        (Trinidad)

¿Quintilla fácil?

Cuando llegaste a mi vida
Hice un hueco entre mi piel
Encontrándome una herida
Mas amarga que la hiel
Al darte la despedida.

                        (Trinidad)

Para Ana María Arroyo, creadora de bellas impresiones y hermosos sentimientos.

Acróstico
(Soneto)

Amar la palabra es complicado
Nunca nadie, a mi entender, lo consiguió
Al menos no me consta si existió
Mirado en su sentido figurado
Amar esa palabra es harto reto
Rimar, medir, contar los sentimientos
Investigando mis conocimientos
Al verso y a la prosa me someto
Amar esa palabra es dar amor
Recibiendo la crítica en respuesta
Respuesta que torna a veces en rencor
Olvida de pensar en lo que escribes
Ya es trabajo el poder sobrevivir
O ¿acaso no disfrutas mientras vives?

                                                   (Trinidad)

Para Paco Pozo, de Font d'Art

Falso soneto.

(Al amigo pintor Paco Pozo)



Alma mater de Font d’Art y baluarte,
Frontispicio que preside las veladas,
Rasgo firme regalando pinceladas,
Ante el lienzo o el papel destilas arte.
Noche oscura, noche clara de modelo,
Concisión, gran elegancia, mano diestra,
Inspiración gravitando como  muestra,
Sutileza que refleja azul el cielo.
Conocerte fue un suceso inesperado,
Observar tu recorrido mi alegría
Porque tengo tu amistad como regalo.
Oro puro por su brillo y ambrosía,
Zafíreo panorama, velo ralo
Oráculo de agrado y simpatía.

                                     (Trinidad)

Para Jordi Arrúe, de Font d'Art


DÉCIMA

(Loa)



Jamás llegué a divisar,
Oteando el firmamento,
Rutilar tanto un portento
De los que pueden cegar.
Ingenio y gusto al crear,
Alarde de su cultura,
Razones que a esta criatura
Resguardan del temporal
Upándole hasta el umbral
En el que mora y perdura.

                            (Trinidad)

Soneto a María Reig de Font d'Art

Soneto con estrambote
(Acróstico)


Más o menos cruzamos cuatro frases
Antes de saber tu hermosa profesión
Risas, bocadillo, y vino en la reunión
Irían descifrando lo que haces.
Arte que atesora tu docencia
Retratos que acumula tu memoria
Efectos de un bagaje, de una historia
Inerme en tu mente con paciencia.
Giróvaga posaba la modelo,
Cauta tú y ausente en una silla,
Apartada y absorta en tu desvelo,
Lápiz, carboncillo, ágil mano diestra.
Arte haces, arte eres sin querer
Brújula que orienta en la tormenta
Una mente para dar a conocer
Ingentes cantidades de magenta
Grises, rojos, verdes, cada amanecer.

                            (Trinidad)

Para Maria Eugenia Pastor de Font d'Art

Soneto con estrambote

(Acróstico)


Mientras que el grupo reunido cenaba
Apareciste con coquetería
Riendo como ríes cada día
Inundaste mi pupila que miraba
Antes aún de notar tu llegada
El aire de la sala condensado
Un suspiro ausente y despistado
Gimió de mi garganta ya cansada
Eras tú la luz que lucen tus cabellos
Noches que la luna añora y llora
Igneo fuego que irradia mil destellos
Al amparo de esa linda azucena
Para agrado del color de ese jardín
Al tornar en menguante luna llena
Solo quiero pedirte en esta noche
Tesoro de temidos bucaneros
Oír mi voz que no ha de hacer derroche
Recordando los dos versos primeros

                                      (Trinidad)

El elfo caprichoso (Ilustraciones de A. Licerán)

El elfo caprichoso.

(Regalo navideño a los alumnos de 2º de primaria del CEIP. Mediterráneo de Águilas-Murcia)

En uno de mis viajes por las frías tierras del norte de Europa, fui de excursión (un día que no nevaba) a un bosque tan frondoso que apenas quedaba espacio entre árbol y árbol  para instalar mi tienda de campaña.

Había pasado todo el día caminando, cargado con la mochila (que pesaba muchísimo) y comiendo en los lugares más altos sobre las rocas del monte Kjolen para divisar el paisaje y tomar algunas fotos panorámicas. En todos mis viajes tomo fotos, muchísimas fotos, para recordarlo después cuando estoy tranquilito en mi casa, calentito en mi sillón, descansando.

Como en esos lugares llueve y nieva muchísimo, el agua no era ningún problema, por el contrario, era abundante y caía por entre las rocas formando hermosas cascadas. Estaba fría pero no helada y, como iba cansado de tanto y tanto caminar, me apetecía lavarme la cara y tomar un traguito de vez en cuando para refrescarme.

 Al caer la tarde, siguiendo el curso de un río helado (por las tardes y por las noches baja muchísimo la temperatura), llegué a un lugar, resguardado y muy bonito, en el que mis piernas estaban tan cansadas que me aconsejaron parar a descansar pues llevaba todo el día subiendo y bajando entre árboles y rocas y estaba tan cansado que ya no podía caminar más.

Estaba muy contento e impresionado por la belleza y el misterio de aquel lugar, ¡¡pero cansado!!

Por fin, cuando ya casi no se veía, encontré un lugar con bastante espacio, entre unos árboles enormes repletos de hojas, en el que podía instalar mi tienda de campaña. Y me puse a montarla y a preparar las cosas para cenar y dormir.

Entonces, cuando empecé a notar el frío, pensé que tenía que buscar un poco de leña para hacer fuego y calentarme ya que, en el norte de Europa, hace muchísimo más frío que aquí. Y eso fue lo que hice tan pronto como terminé de montar mi pequeña tiendecita en el bosque.

Salí con mi potente linterna, pues se había hecho de noche y no veía nada, y, en ese preciso momento, sucedió algo tan inesperado hasta entonces para mi, que me sorprendió tanto que os lo quiero contar:

En aquel bosque habitaba un elfo, de diminuto tamaño, que tenía su casa entre los huecos de las raíces de un gran abedul.

Justo enfrente de su casa había una viejo roble, seco y resquebrajado, en el que habitaban unas setas con unos preciosos lunares rojos, que no le dejaban descansar con sus continuos paseos y canciones. Además eran muy amigas de unos gusanitos, con muchísimas patas, que llegaban cada día a visitarlas corriendo a gran velocidad, levantando polvaredas que no le dejaban ver los árboles y haciendo un gran ruido con los golpes de sus múltiples patitas en el suelo.

Mientras caminaba escuché un sonido, muy débil y delicado, que me llamó la atención. Yo no entendía nada de lo que escuchaba pues el elfo no hablaba español y yo no entendía su lengua. Miré en todas direcciones pero no vi nada.

Yo estaba muy extrañado con lo que estaba pasando y, si quieres que te diga la verdad, también me dio un poco de miedo. Bueno, no sé si fue miedo lo que sentí pero, por lo menos, estaba un poco preocupado ya que todo aquello era la primera vez que me sucedía.

Por fin, dos pasos más adelante, vi una pequeña figura (muy rara) de pie; se movía haciendo gestos extraños frente a mi linterna, que enfocaba hacia el suelo para no tropezar, de un color que no sabría explicar qué color es. Nunca antes había visto ni ese color ni un ser de ese tamaño.

Intenté hablar con él pero fue imposible. No podíamos entendernos ya que hablábamos lenguas diferentes.

Entonces, me acosté sobre el suelo, que estaba muy frío, y puse mi cara frente a él. ¡¡Ahora sí que nos veíamos los dos perfectamente al estar tan cerca el uno del otro!!


 El elfo no sabía que seres tan extraños como yo existieran en los bosques del norte de Europa. Yo tampoco sabía que en esos bosques existían seres tan diminutos como los elfos.

Después de un ratito el uno frente al otro, como yo no dejé de hablarle “muy flojo y  des-pa-ci-to”, por si me entendía algo de lo que le decía, el elfo se sonrió lleno de alegría. Lo noté en el brillo de sus ojillos. ¡¡El elfo me entendía perfectamente cuando le hablaba flojo y  des-pa-ci-to  y por eso se puso tan contento!!

Hablamos durante más de media hora y, durante todo ese tiempo, me explicó cuales eran sus problemas. Yo le entendí perfectamente porque el elfo también me hablaba muy, pero que muy flojo y   des-pa-ci-to.
         - Oiga usted, doña luciérnaga, ¿puede ayudarme a resolver un problema que tengo con mis vecinas las setas? - Me dijo el elfo.
         - Perdone usted, pero yo no soy una luciérnaga – le dije sin querer molestarle- Yo soy un turista español que he venido a pasar mis vacaciones a este bosque y la luz esta que está viendo es de mi linterna. La llevo de noche para no tropezar. Y ahora iba a buscar unas ramitas de leña para poder calentarme, que  hace muchísimo frío.
         - Pues perdóneme usted, señor turista español, pero… ¿puede ayudarme a solucionar el problema que tengo con mis vecinas las molestas setas?

         Yo no podía creer que en el norte de Europa, estando de vacaciones, me podría pasar algo así. Era una experiencia extraordinaria, maravillosa.

Comencé a pellizcarme la cara y los brazos para comprobar que lo que me esta pasando era cierto.

¿Te imaginas la cara que pondrán mis amigos cuando les cuente esta historia que me está pasando? - pensaba yo mientras me hablaba el elfo y me contaba su problema.
         - Bueno, vamos a intentarlo pero ¡¡yo no he hablado nunca con las setas!! Si puedo hacer algo para que se quede usted tranquilo esta noche, y yo pueda volver a mi tienda de campaña con la leña para calentarme antes de dormir, pues lo haré.
         - Gracias señor turista español. Vamos a mi casa que está aquí cerca, en el abedul de la curva siguiente, frente al roble seco y resquebrajado.
        -  Vale pero, al menos, ya que nos hemos hecho amigos, vamos a presentarnos: Yo me llamo Pedro y vengo de España.
        - Yo soy un elfo y no tengo nombre. Bueno, por si no sabes lo que es un elfo, soy un genio del aire.
        - Y… si eres un genio del aire ¿qué haces aquí en la tierra en medio de este bosque? – Le dije yo extrañado.
        - Pues yo estaba tan tranquilo sobre una nube, encima de mi copo de nieve, y, al comenzar el frío, cayó una nevada en este bosque y ahora tengo que pasar todo el invierno aquí.

         Continuamos la conversación mientras íbamos caminando y, varios pasos más adelante, encontramos el abedul. Para mi estaba cerca porque mis pasos son largos pero, para el elfo, la distancia era enorme debido a la pequeñez de sus diminutos pies. Por eso me pidió que lo llevara en mi mano y así llegaríamos antes. Y eso hice, bajé mi mano hacia el suelo y de un salto se subió sobre mi dedo pulgar.

         Al llegar hasta el abedul me dijo que le bajara. Bajé mi mano hasta el suelo y, de otro saltito, subió hasta la raíz que le servía como techo de su casa. Me señaló con su brazo hacia un montón de leña vieja y seca que había enfrente. Era leña de roble, muy buena para hacer el fuego. Me agaché a cogerla y, en ese mismo momento, escuché un fuerte silbido. Me giré y me dijo al oído que era ahí donde estaban las setas.
         Enfoqué con mi linterna sobre la leña, revolví todos los troncos, miré por debajo, por entre la hierba… por todos sitios y nada. No pude ver nada por ningún sitio. Ni rastro de las setas con los lunares rojos. Y eso que mi linterna alumbraba muy bien porque le había puesto las pilas nuevas ¡¡y eran alcalinas!!

          Convencido de que no había setas, ni gusanos, ni nada de nada, de que el bosque estaba tranquilo y no se escuchaba nada más que el silbido del viento entre las copas de los árboles, me pidió disculpas y me dijo que estaba muy cansado y quería dormir un poco. Que todo lo que me había contado… ¡¡tal vez había sido un sueño!!

         Yo le dije que también estaba muy cansado de estar todo el día andando por los montes, que tenía frío y que me llevaba la leña para calentarme.
        


 Al despedirnos, me pidió que le dejara mi linterna como regalo. Le dije que no podía dársela, que la necesitaba para volver, pero que se la prestaba un poquito. Cuando se la di, por poco se cae de boca al suelo: ¡¡mi linterna era más grande que él!!

         Y ahora que estoy en mi casa recordando la historia, estoy pensando yo en lo que me dijo el elfo: … “que todo lo que me había contado, tal vez había sido un sueño…”

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Regalo de una alumna.

La belleza física conquista los ojos; 
la personalidad conquista el corazón. 
Así eres tú, Diana.
Mentor 
(Acróstico) 
Pronunciado seísmo 
El empíreo y el orbe 
Dinámico planeta 
Remolino perenne 
Orate rapsoda. 

Viveza espiritual 
Emergiendo del alma, 
Rayo brioso y ardiente 
Acechando mi interior.



Sin darte cuenta

Mis palabras perfiladas se declaran
y pronuncian en susurros tu nombre
como la sigilosa música del viento 
que suavemente nos acaricia. 

Mis manos enlazan tu figura
y, sin preguntar cuál es el camino,
ya saben hacia donde dirigirse 
pues, tu erizado vello,  las va guiando. 

Mis besos lúbricos y vehementes
resbalan por tu gallardo cuerpo
mientras que el mío, lascivo,
se oculta, a la espera,
 detrás de una sonrisa. 

Y tú no consigues darte cuenta,
no notas que mi pensamiento, mi voz,
mi cuerpo, mi alma, 
todo mi ser gira a tu alrededor
como la órbita perenne de la tierra 
que voltea continuamente al sol. 

Mientras… 
 tú, amor,
sigues sin darte cuenta.

Aviso del corazón.


Me ha avisado varias veces mi cansado corazón
de que quiere dejar de latir sin sentido.
         Otras tantas le he explicado que no se impaciente,
que en cualquier momento vendrás a casa
y has de verlo reconfortado.
No sé para cuánto tiempo tendrá combustible.
Espero que no se le agote la reserva.
Lo llevo en punto muerto y no acelero
                       ¡¡pero me pitan!!
¿Qué hago?

            (Trinidad)

Tú eres luz


Nada hay como la luz,
todo lo transforma,
todo lo crea,
todo lo llena.

Nada hay como la arena,
todo lo envuelve,
todo lo sustenta.

Nada hay como el agua,
todo lo sugiere.

Águilas, 
tú eres luz, arena y agua. 

Pedro Vera Sánchez, Trinidad

Mercadillo Medieval (Vera-Almería)

En uno de los puestos del mercado, por casualidad (y fruto de mi curiosidad) encontré, en medio del patio de armas de la villa y rodeada de inusuales y bellos libros, una cortesana intelectual, mitad pez, mitad bufón, mitad fiera, mitad noble, mitad ave, mitad artesana... y un alto porcentaje de inteligencia (no me sobra ninguna mitad, más bien me faltan enteros para describirla) que, entre escena y escena con personajes improvisados, entre los que encarné a "Nube Blanca", nos recitó una leyenda de amor entre jóvenes sioux...

Amiga de viejas historias
Maga, princesa encantada
Idea para mil memorias
Genio, truhán, bella hada
Arcón de infinitas glorias

Silbo de elfo encantado
Ogro, oca, pez nadando
Nube de azul irisado
Indalo que me ha prendado
Agua que me estás saciando.