lunes, 28 de marzo de 2011

… a la hora de los sueños.

Esta mañana,
a la hora en que los sueños
se apresuran a apearse de la noche,
me ha sorprendido la nube
iniciando su ascenso al monte.

Los pajarillos, a esa hora,
despertaban la mañana.

Esta noche,
a la hora en que los sueños
visitan las alcobas,
entre las cuerdas del tendedero,
me ha sorprendido la luna.

La nube dejaba paso
a las tímidas estrellas
que osaban manchar el cielo.

Esta mañana he mirado el sol
y he escuchado el canto
de los pajarillos.

Esta noche, en la terraza,
entre las cuerdas del tendedero,
he mirado la luna
y he creído escuchar tu voz.

Y no era hora de sueños…
ni de pajarillos.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

CON-FUSIONES

Sobre el pino de mi casa
sopla el viento,
brillantes y monótonas sinfonías
nadan al aire.

         En el pino de mi casa,
anidan palomas y jilgueros,
y se cuela el Sol, a escondidas,
mientras camina al ocaso.

         Junto al pino de mi casa
tengo mi hogar,
papel y pluma,
y una silla al fresco.

         Bajo el pino de mi casa...
la música, un jilguero,
algún que otro rayo de sol,
         y mi silla,
                   y mi pluma,
                            mi alma y yo.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

NOCTURNO DE LA EXISTENCIA

Paráfrasis a Jairo Poveda


Hay momentos, tan amargos,
que asemejan un silencio perdido,
escurren un invierno entre mis manos
y levan las anclas de mi nave,
que rola sin timonel.

Momentos que rompen
el crisol de nuestras lágrimas.

Son como guiños del espíritu
que se traga el brebaje del alma,
como alcanzado destino
en noches de polvo y barro.

Hay momentos locos de hastío
que dejan su herrumbre
en el hierro de nuestra rabia,
roban obscenamente
el polen de mi ilusión
dejando sólo escombros
de esperanzas en mis manos.

Son momentos que rasgan
el cielo por las noches
como cuervos en las sombras
mirando la luna… 
                     a través de mi ventana.


Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Recomposición de alejandrinos.


Recomposición de alejandrinos.
(Tomados de sonetos de Miguel Hernández)

Me siento cada día más triste y más cautivo
(Sonreír con la alegre tristeza del olvido)
penumbras son el pardo rubor de la agonía
(Todo era azul)
donde brotan anillos de una hierba sombría
(Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío)
como sobre la mía que aún es soplo estivo
(Sonreír con la alegre tristeza del olvido)


Desde que el alba quiso ser alba, toda eres
(19 de diciembre de 1937)
desplegando los ojos hacia arriba un momento
(Muerte nupcial)
donde sienten su alma las manos y el aliento
(Hijo de la luz y de la sombra)
llevas la gran pisada de sol adonde quieres
(Hijo de la sombra)


Centro de claridades, la gran hora te espera
(Hijo de la luz)
tejidos en el alma, grabados, dos fanales
(Hijo de la luz y de la sombra)
la noche han encendido como una sorda hoguera
(Hijo de la sombra)

al fuego arrebatada de tus ojos solares
(A mi hijo)
y asciende una palmera, columna hacia la aurora
(Ascensión de la escoba)
la gravedad, la angustia de la postrera hora
(La lluvia)

lunes, 21 de marzo de 2011

El blanco grito de la paz.

Vivo inmerso en un mundo de hipocresía,
un mundo de fantoches,
actores al dictado de tanto prepotente,
tanto inepto que puebla nuestro estado
mientras yo me consumo en mi rebeldía.

No quiero la mentira,
no quiero la guerra,
no quiero el polvo que envuelve
esos cuerpos ateridos,
no quiero el olor a pólvora
ni las esquirlas de la metralla
clavadas en la piel
de tantos inocentes bañados
en el rojo lodo de su sangre derramada

No quiero ver mezclada
la pena y el dolor
en las caras de los padres
y en los ojos de los hijos,
abocados todos ellos
al infierno que habita
frente a palacios suntuosos
de quienes, vistiendo
costosos atuendos y corbatas,
pasean envueltos en perfume
a costa de su desfachatez
y empujados por su grey.

Quiero lanzar un grito de paz.

Pero quiero sobre todo,
amigos míos,
que gritéis a mi lado
hoy, mañana y siempre
cada día, en cada guerra.

No me vale un grito aislado,
no me vale un día cualquiera,
ni me importan los gobiernos
ni me importan los colores
sólo quiero que gritéis a mi lado
cada día, en cada guerra.

Sólo pido que gritemos unidos
con toda nuestra fuerza,
sin miedo a enmudecer,
“el blanco grito de la paz”.

  Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

jueves, 3 de marzo de 2011

Tu pelo


Entre el negro de tu pelo
vivo escondido
del calor de tu mirada
vivo prendido.
Tu pelo es tan negra noche
que me encadena
a las ondas de tu pelo,
piel de canela.
Tu pelo guarda tu cara
de otras miradas
y tiene mis dos pupilas
encandiladas.
No te cortes más el pelo
de tu melena
que entre el negro de tu pelo
llevo mi pena.
Entre el negro de tu pelo
vivo escondido
del calor de tu mirada
vivo prendido.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Tiene la vida...

Tiene la vida un tesoro
de incalculable valor,
vale mucho más que el oro:
es la amistad y el amor.

Es la amistad del amigo
la del amigo sincero,
va de la mano contigo
y responde siempre el primero.

Es el amor que se tiene
ese que nunca te engaña
el que de pié te mantiene
el que en tu llanto se baña.

Que la amistad y el amor
son la joya más valiosa,
son pétalos de la flor
más fragante y olorosa.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Ayer encontré un jardín


Ayer encontré un jardín
y vi una flor que lloraba
inclinándose hacia mí
me pidió que la cortara.

Por culpa de un pajarillo
estaba triste la flor
llorando como un chiquillo
que pierde el primer amor.

Le pregunté la razón
que causó su desengaño
y vi que a su corazón
le habían hecho mucho daño.

Ante ella me incliné
y la cuidé como a un niño
con mi sangre la regué
y la llené de cariño.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

La seda de tu piel

Poco a poco vimos que cayó la tarde
y la música siguió sonando queda
disfrutando el roce de tu piel de seda
observo atónito que mi cuerpo arde.

Tu mirada clavada en mis pupilas
quedaba en su camino remansada
mientras tú, a mis hombros abrazada,
mantenías mis ilusiones encendidas.

La tarde poco a poco se marchaba
llevándose la eterna sensación
de que aquella piel que acariciaba
ya no era la quimera, la ilusión
que en mi mente, como lastre, anduvo anclada
dejando herido mi maltrecho corazón.

                 Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Volverás


Parece que acabas de marcharte
y presiento que has de regresar
necesito nuevamente acariciarte
echo en falta tus arrullos, tu amistad.

Con tu marcha noté que la tristeza
quedó sentada e inmóvil en mi cama
como queriendo alejar de mi cabeza
el recuerdo de tu voz algodonada.

Las noches se suceden borrascosas
dejando herido de bala el pensamiento
que unas horas de encuentro, tan dichosas
han saciado de paz mi pecho hambriento.

Tú volverás nuevamente junto a mi
a combatir la tristeza y el hastío.
Volverás a sentirte muy feliz
al ver tu corazón latiendo junto al mío.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

SENSACION

Déjame esta noche tatuar con mis versos tu piel.
Hoy eras elegía, ahora hermosa oda.
Tu cara, antes endecha que el óbito mostraba
desprendida de un Guernica en blanco y negro
muestra ahora su risueño Arco Iris.
Ese manto de seda que te cubre
sigue ahogando el aroma del jazmín.
Lleva tu cuerpo marcada
la envidia de los pintores
que lanzan la paleta al lienzo
que lo hieren con su desilusión
al saberse perdedores de su Musa.
Y ese corazón hacedor de susurros,
coronado de blancas almenas
en el que tantas veces pequé.
Déjame niña,
déjame tatuar con mis versos tu piel.
Que no necesita adornos, que lo sé.
¡Pero... déjame!

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Cuarto creciente (O disfrutar junto al mar)

Luna, prendida al cielo,
partida en dos mitades.
Mantecado navideño
cogido, con pespuntes, al aire.
Luna, media luna solitaria
que a las estrellas espantas.
No cantes tu soledad, ni llores,
que estás bella.
Suelta tus cabellos a la ingravidez
y danza contenta, Luna.
Media luna en la noche serena
cuando en el mar te bañas
y del mar te burlas
sin dejarte acariciar.
¡No mientas al marinero que no te puede pescar!
Ese lunar que te acompaña en los primeros pasos
al ver que su brillo ciegas, se oculta
te deja sola, Luna
Soberana del plantel nocturno.
Borrón en el mar de puntos,
que ha puesto adrede el artista
en medio de su paleta.
Yo, desde allí, entre el susurro lejano de las olas,
al borde de la rivera te miraba, Luna,
media luna, sin dejar de enamorar los instantes
que entre tímidas nubes aflorabas.
Torre, torre de Cope.
¡Álzame, súbeme allá arriba
que quiero estar con la Luna!
Tú, torre, que tanto la has disfrutado,
déjame allí, con la Luna media luna.
Tú rezumas de sus baños
de primavera y otoño.
Tú, que cada noche te confiesas
a la Luna, media luna
y le cuentas mil historias ya pasadas,
dile que yo muero
cada mes en luna nueva
para volver a nacer
cuando diviso la Luna, media luna.
Dile a la Luna, media luna,
que son dos alas mis sueños
para llevarme a la Luna.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

El run-run del tractor

A pesar de este viento que no cesa
la mañana ha despertado soleada.
Mañana de primavera,
de árboles que apuntan sus primeras flores,
el azahar de los naranjos,
la flor de los perales…
y el tractor que no cesa en su run - run
como un martillo que se clava
a cada impulso de mi pluma,
a cada trazo, en cada línea.

Los rosales se muestran repletos de brotes
augurando sinfonías de aroma y color
ideal para pintar esta mañana soleada
de primavera, de árboles en flor…
y el tractor a su faena
con su incesante run- run.

Mañana plácida a través de la ventana,
preñada de hermosos recuerdos
de tiempos pasados, de momentos felices
únicos e irrepetibles
amenizada por el monótono run – run del tractor.

Pero la mañana continúa avanzando
y en su esplendidez me transporta
a otro mundo, un mundo idealizado
de plácida soledad, de recogimiento
abocado a dar rienda suelta a mi pluma
como tantas mañanas, como tantas noches
recordando a Valente y a Brines,
a Machado y a Hernández
a Lorca o a Quevedo.
¡¡Qué más da!!

Todos y cada uno de esos momentos
aparecen ahora agrupados en un haz
en esta mañana soleada de primavera
entre árboles preñados de flor
con el recuerdo de Delibes sobre mi mesa
mientras “Daniel el Mochuelo” y “El Tiñoso”
intentan, sin conseguirlo,
salirse de las páginas de “El Camino”
para volar, como vuela mi pluma
en esta mañana soleada de primavera
con el run – run del tractor como fondo
en su afán de devorar las cizañas
que pueblan el huerto tras la lluvia.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Si me ves oculto...

Si me ves oculto entre la noche
bajo el llanto de las nubes
será porque trato de encontrar
una huella de tu lengua
disuelta en mi saliva.

Si ves que la Luna yace
anclada en mi cabeza
será porque trato de hablar
con los pájaros que hicieron
su nido en tu alma.

Si me ves correr
entre un velo de tinieblas
será para buscar cobijo
en el arco radiante de tu pecho.

Si tus ojos desnudos
no se atreven a mirarme
y al final no te tengo

... habrá sido inútil la espera.

Pedro vera Sánchez, Trinidad.

Torre vigía

Te imagino dormida en la noche
ajena a mi mirada y a todas.

Te observo viva, repleta de inseguridad,
paseando bajo el sol de primavera.

Te acompaño en tus ausencias
entre la soledad de tantos extraños
… y te quiero.

Y porque te quiero,
te imagino dormida, insegura,
rodeada de extraños,
pero viva, fuerte y decidida
a romper tantas ausencias y recelos.

Decidida a darte una bocanada de libertad
que te ayude a virar la nave
y guiarla a mi puerto.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Perdóname día

Perdóname día
pero tu tránsito es duro
y mi cuerpo está débil.

Perdóname día
porque tu discurrir,
tan lento, tan cansino,
sume mis instintos
en la desesperación
hasta que
un golpe de aire fresco
me devuelve a la vida.

Gracias aire,
gracias día.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Llegaste al aterdecer

"Ser amable es ser invencible"
(Proverbio chino)

Llegaste al atardecer
hablamos y ese, justo ese,
fue el punto de partida.

Era tu cara un océano de tristeza
en el que naufragaban tus palabras
y pedían auxilio tus sentimientos.



Ascendimos la pendiente
desgranando una charla distendida,
aspirando los aromas del monte,
entre el canto último de los pájaros…
y volvimos sobre nuestros pasos
para hacer recuento de sensaciones.

Fuera, el frío de la noche
cayó de repente
se acercó sigiloso y te abrazó.

El resto de la velada,
recostada en un sillón,
te mostraste distinta,
fuiste tú misma de nuevo
y volviste a sonreír.

¡Entonces apareció el poema!

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

La tarde...


"Si quieres hallar en cualquier parte amistad,
dulzura y poesía, llévalas contigo"
(Georges Duhamel)


La tarde se ha presentado
agitada de hojas
y pensamientos al viento
entre tibios rayos de sol
que no llegan a calentar mi alma
ni mi enervado espíritu.

La tarde me priva
(de nuevo)
de tu presencia
de la dulzura de tu voz,
de tu musa y tu poesía.

Pero aún perdura
tu compañía en mi recuerdo,
y el silbido del viento
entre las ramas de los pinos,
y el vaivén de los rosales
esparciendo su aroma,
en esta tarde agitada de hojas
y pensamientos al viento.

Y en tu recuerdo van prendidos
los versos que atesora
el aroma de las rosas
que bailan en mi jardín.

Ha sido, pues,
una tarde de recuerdos,
una tarde de ausencias,
un decorado perfecto
como fondo de un poema.

Ha faltado la estructura
en esta tarde de tedio,
en esta tarde de otoño.

CÍNGARA

Heme aquí dispuesto a hacerte
un canto de madrugada.

Caracolillos negros que te abarcan y te ahogan
hacen de tu negra fronda, la morada
en que reside tu poesía.

Un hálito de vida da el vaivén a tu etalaje
y surge etéreo el numen hacedor.

Negras sombras deambulan
bajo livianas gasas negras
entre la negra noche
e inquietos dragones se elevan,
henchido el ámbito
mientras se consume el tuero.

Un golpe de tos mueve la pluma
y hace llorar el pergamino.

Tu cuerpo, simple,
adornado de sarmientos que afloran espadas,
parece quebrarse en su avanzar.

Mis ojos tornan ríos
y en el ínterin navegan
versos ahogados
ebrios de la cíngara
áspide inquieta que a la urraca huye.

Ya, en el ocaso de la noche
la fatiga rinde mi cuerpo a la silla.

Mientras… me acaricia el alba.

ECOS


Del eco que te llega
sólo conoces su destino.

Conocer su origen...
puede perderte en el tiempo.

Te he visto dormida

Te he visto dormida
y he sentido celos al acariciarte la brisa.

Te he visto moverte
y he sentido celos del aire que te envolvía.

Te he visto marchar
y he sentido celos del adiós.

Habría preferido hasta mañana.

O mejor, hasta luego.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Esta noche en mi alcoba


Esta noche, en mi alcoba,
tengo por compañero el silencio
pero disfruto el recuerdo
de sentir tus manos
resbalar por mi cuerpo.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Conversar con el espejo

Conversar con el espejo
es como lanzar palabras al vacío
en un diálogo con la ausencia.

Es como un bosque talado,
sin árboles.

Es como un folio en blanco,
sin poema.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La cita.

         Toda la intensidad
 de un día centrado en un encuentro
acabó diluida en poemas.

         La cita gastronómica pasó,
tan fugaz,
como el minutero burla
la esfera de las inertes horas.

         La tarde asomó entonces
cargada de versos sueltos
entrelazados con aromas a café
                            e incienso quemado.

         Y nos abrazó la noche,
sigilosa,
con la llegada de este último verso
quedándose entre nosotros ancladas
la noche
                                      y la poesía.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.