Fragmento del poema "Contigo..."

La suavidad de la caricia

apaga el grito del viento

y enmudece el sonido de mi voz

hasta hacerla imperceptible.

                               Pedro Vera Sánchez, Trinidad

El tiempo.

Por lo que sucede,

lo que piensas,

lo que dices…

No te preocupes,

no te obsesiones

que el tiempo

lleva la respuesta

en su seno.

Y la verdad,

como siempre,

se hará oír.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Fragmento de "Metamorfosis".

¡Dónde vas 

espantando las estrellas

guiada por un cometa 

que efímero brilla!

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Enfermaria

Comparto gustoso este enlace en el que se me han publicado unas Aldravías.
https://enfermaria6.squarespace.com/blog/2014/2/18/y6pa8jiy56nke91apap0sqithwh3cb

Velero

Los palos de mi velero

llevan al viento tus velas

sujetas con un te quiero.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Podrás...

Podrás darme tu saliva

racionada,

gota a gota;

ansioso la beberé

de un trago.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Tengo plantado un rosal

Tengo plantado un rosal

con una rosa preciosa

y veo que una mariposa

muy delicada y hermosa

haciendo el vuelo nupcial

en sus pétalos se posa.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

La luz

La luz, 

gris azulada de la amanecida, 

tendía su velo sobre el mundo 

cuando se echó en la cama, 

cerró los ojos 

e intentó dormir. 

Pasó largo rato sobre el lecho

hasta que la sonrisa, 

apenas esbozada, 

murió en sus labios.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Ímpetus

La corriente de tus caricias

me estremece, 

                     me turba,

y la seda de tus manos

hace tambalear 

los cimientos de mi cuerpo,

como la marea 

con sus ímpetus desatados 

     Pedro Vera sánchez, Trinidad.

Tarde de domingo.

Llueven colores dulces

y el canto que fluye de tu boca

susurra un silbo aterciopelado en mis sienes.

Tarde de domingo.

    Pedro Vera Sánchez, Trinidad.

Va la luna...

Va la luna hacia su ocaso

terminando el recorrido

se percata de su olvido

y desacelera el paso

Con sus cabellos dorados

y tras una noche al raso

con los ojos entornados

de dolor amoratados

va la luna hacia su ocaso.

Va cargada de tristeza

su cuerpecito encogido

y agachada su cabeza

marcha con delicadeza

terminando el recorrido

El sol le apunta de frente

pasó la noche escondido

y al asomar de repente

la pobre, tan inocente,

se percata de su olvido.

Yo la miro y adivino

que las musas del parnaso,

entre las ramas de un pino,

dificultan su camino

y desacelera el paso.

Pedro Vera Sánchez, Trinidad.